La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
¿Dónde va la tilde en «adiooooos»?
En el idioma español se usa solamente una tilde en las palabras que necesitan acento gráfico: adiós, aquí, por qué, corazón, etcétera. Esto tiene una excepción, y la vamos a analizar a continuación:
Por razones expresivas, en los casos en que se desea transmitir la pronunciación sostenida de una vocal, la tilde se debe repetir en todas las vocales si es que la palabra respectiva se escribe con acento gráfico. Por ejemplo: «Dijo adióóóóóós, y su despedida lastimera quedó retumbando en el silencio de la noche». Más ejemplos: «Veteee yaaa, no te quieroooo ver máááás aquíííí». «Corazóóóón, ¿por quéééé sufreees tantooo?».
Hay que puntualizar que estos casos se dan en contextos especiales como en diálogos, novelas, cuentos y otros de similares características, en los que se reflejan afectos o pasiones del ánimo como el odio, la ira o el amor.
La escritura de los años
La denominación de los años se expresa con números arábigos. Por ejemplo, año 2011, 1954, 1999. Esta mención también se puede hacer con las dos cifras últimas: Nació en el año 54 y murió en el 99.
El punto anterior tiene una dificultad, pues en contextos en que no esté de manera explícita o tácita el siglo al que corresponde el año referido, se corre el riesgo de transmitir ambigüedad. Analicemos esta frase: «El bisabuelo emigró de su patria en el año 11». En oraciones como esta, el lector puede confundirse entre los años 1811, 1911, 2011 e, incluso, 1711, 1611 y demás combinaciones similares.
Esta anfibología se corrige con la mención del siglo respectivo, por supuesto, si el contexto no da pistas claras para que el lector identifique con exactitud la referencia del año.
Por influjo del idioma inglés suele emplearse un apóstrofo para indicar la omisión de los dos primeros números del año, y se usa para referirse a un suceso importante que tuvo lugar en un año específico: Guayaquil ’70 (para indicar que en ese año esta ciudad ecuatoriana celebró el sesquicentenario de su independencia). El uso del apóstrofo en estos casos es superfluo, pues las normas del idioma español solo recomiendan que se supriman las dos primeras cifras: Guayaquil 70.
En monumentos, placas conmemorativas o publicaciones periódicas se prefieren los números romanos para indicar el año correspondiente.
¿Sánduche o sándwich?
Las dos formas son válidas y están registradas en el Diccionario de americanismos. Incluso en esta obra académica también constan las grafías sanduche, sánduich, sánguche y sángüiche para referirse al emparedado o pan que se combina con queso y diferentes embutidos.
FUENTES: DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2001), DICCIONARIO DE AMERICANISMOS (2010) Y ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2010), DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
En el idioma español se usa solamente una tilde en las palabras que necesitan acento gráfico: adiós, aquí, por qué, corazón, etcétera. Esto tiene una excepción, y la vamos a analizar a continuación:
Por razones expresivas, en los casos en que se desea transmitir la pronunciación sostenida de una vocal, la tilde se debe repetir en todas las vocales si es que la palabra respectiva se escribe con acento gráfico. Por ejemplo: «Dijo adióóóóóós, y su despedida lastimera quedó retumbando en el silencio de la noche». Más ejemplos: «Veteee yaaa, no te quieroooo ver máááás aquíííí». «Corazóóóón, ¿por quéééé sufreees tantooo?».
Hay que puntualizar que estos casos se dan en contextos especiales como en diálogos, novelas, cuentos y otros de similares características, en los que se reflejan afectos o pasiones del ánimo como el odio, la ira o el amor.
La escritura de los años
La denominación de los años se expresa con números arábigos. Por ejemplo, año 2011, 1954, 1999. Esta mención también se puede hacer con las dos cifras últimas: Nació en el año 54 y murió en el 99.
El punto anterior tiene una dificultad, pues en contextos en que no esté de manera explícita o tácita el siglo al que corresponde el año referido, se corre el riesgo de transmitir ambigüedad. Analicemos esta frase: «El bisabuelo emigró de su patria en el año 11». En oraciones como esta, el lector puede confundirse entre los años 1811, 1911, 2011 e, incluso, 1711, 1611 y demás combinaciones similares.
Esta anfibología se corrige con la mención del siglo respectivo, por supuesto, si el contexto no da pistas claras para que el lector identifique con exactitud la referencia del año.
Por influjo del idioma inglés suele emplearse un apóstrofo para indicar la omisión de los dos primeros números del año, y se usa para referirse a un suceso importante que tuvo lugar en un año específico: Guayaquil ’70 (para indicar que en ese año esta ciudad ecuatoriana celebró el sesquicentenario de su independencia). El uso del apóstrofo en estos casos es superfluo, pues las normas del idioma español solo recomiendan que se supriman las dos primeras cifras: Guayaquil 70.
En monumentos, placas conmemorativas o publicaciones periódicas se prefieren los números romanos para indicar el año correspondiente.
¿Sánduche o sándwich?
Las dos formas son válidas y están registradas en el Diccionario de americanismos. Incluso en esta obra académica también constan las grafías sanduche, sánduich, sánguche y sángüiche para referirse al emparedado o pan que se combina con queso y diferentes embutidos.
FUENTES: DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2001), DICCIONARIO DE AMERICANISMOS (2010) Y ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2010), DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
Pintura de: Karin Jurick, tomada del blog A Painting Today
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
Guayaquil, Ecuador
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