miércoles, 31 de diciembre de 2014

¡Albricias, nuestro montuvio ya tiene un espacio en el DRAE!

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
Hace algunos años, en esta columna hicimos una reflexión sobre la escritura de la palabra «montuvio» (con /v/), que se usó en el Ecuador hasta finales de la década de los treinta, del siglo pasado. Y que de manera misteriosa desapareció para darle paso al vocablo montubio (con /b/), que describe al hombre del campo como una persona ‘montaraz y grosera’, sentido que no caracteriza de manera fiel al campesino ecuatoriano.
Pero en estos días decembrinos, como regalo navideño, constatamos que nuestro «montuvio» ya se ha incorporado al Diccionario académico con el significado de ‘campesino de la costa’. Muy bien.
Gracias, señores académicos, por ayudarnos a reivindicar ese uso tan nuestro, que, como hemos dicho en esta columna, implica monte, río, amorfino, raíces, historia...
Años viejos o añoviejos
Se reproduce y actualiza de La esquina del idioma del 29 de diciembre del 2013:
En el DRAE no consta la expresión «años viejos», pero es la que más usan los ecuatorianos para referirse a los monigotes que se queman en la medianoche del 31 de diciembre al despedir el año que fenece.
La forma «añoviejos» también se emplea, aunque con menos acogida.
En el Ecuador los años viejos se elaboran con materiales diversos y en variedad de tamaños. Así, hay desde minimonigotes hasta años viejos gigantes, que constituyen verdaderas obras de arte.
Castillos pirotécnicos o de fuego
Está en el Diccionario como «castillo de fuego» y alude a una estructura cubierta de fuegos artificiales, cuya forma va en función de la celebración.
En el Ecuador no suele usarse la expresión «castillos de fuego» ni «castillos pirotécnicos», sino tan solo «castillos». Estos se prenden en diferentes festividades populares. (F)
FUENTES:
Diccionario de la lengua española (2001), Diccionario de americanismos (2010) y Diccionario de la lengua española (2014), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.
 
Pintura de: Donna MacDonald, 
tomada del blog 
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
 
 
Guayaquil, Ecuador

domingo, 28 de diciembre de 2014

Veamos otra vez los casos de «la médica», «la presidenta», «la física»...

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
Desde un punto de vista gramatical, se puede denominar «médica» a una mujer que se ha titulado en el área de la medicina; pero esta puntualización del género depende de factores geográficos y culturales.
Los sustantivos de persona que se refieren a cargos, títulos y ocupaciones diversas, y tienen género masculino en -o, forman el femenino con -a. Por lo tanto, cuando una mujer ejerce una profesión en determinada área del saber es normal el uso del femenino: la médica, la física, la política, la música, la torera, la informática, la mecánica, la técnica.
No obstante, dependiendo del país en que se empleen, esos sustantivos suelen tener más acogida con género común. De ahí que también se usen sin alterar su forma para referirse a hombres y mujeres. Es decir, el sexo del referente no se marca por medio de la terminación o desinencia, sino que se introduce con determinantes: el médico y la médico, el físico y la físico, el político y la político, el músico y la músico, el torero y la torero, el informático y la informático, el mecánico y la mecánico, el técnico y la técnico.
Con el sustento de la Nueva gramática básica de la lengua española (2011) estudiemos algunos casos de los sustantivos comunes en cuanto al género:
TERMINADOS EN -A
Los sustantivos autodidacta y políglota pueden usarse como comunes, pero también son factibles las alternancias autodidacto / autodidacta y polígloto / políglota. Del sustantivo común modista (el / la modista) se extendió el masculinomodisto.
TERMINADOS EN -E
Los nombres jefe, cacique y sastre pueden ser comunes en cuanto al género, aunque también son apropiados los femeninos jefa, cacica y sastra.
Algunos sustantivos que terminan en -nte oscilan en el uso con las variantes acabadas en -nta. Así, según la región en que se empleen, son normales las formas el cliente y la clienta, el intendente y la intendenta, el presidente y la presidenta, el gerente y la gerenta.
RANGOS MILITARES
En la Gramática se considera que son comunes en cuanto al género los sustantivos que se refieren a grados de la escala militar: el capitán y la capitán, el coronel y la coronel, el sargento y la sargento, el soldado y la soldado, el teniente y la teniente.
También se indica que en algunos países americanos se usan formas como la capitana, la coronela, la sargenta o la tenienta. (Este tema se trató en La esquina del idioma del 4 de nov. del 2012).
FUENTES:
Diccionario de la lengua española (2001) y Nueva gramática básica de la lengua española (2011), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Pintura de: Donna MacDonald, 
 
tomada del blog 
 
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
  
 
 
Guayaquil, Ecuador

martes, 23 de diciembre de 2014

¿Se puede decir que un vaso mojado es un vaso con agua?

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
Según lo que analizamos el domingo anterior, «un vaso con agua» o «un vaso de agua» se pueden emplear de manera indistinta. ¿Pero cuál es la idea exacta que se transmite cuando se pide «un vaso con agua»?
En otras publicaciones de este espacio idiomático, se ha indicado que la preposición «con», entre otros significados, expresa contenido, compañía o concurrencia; y la preposición «de», aparte de indicar la materia de que se ha elaborado algo, también denota contenido y relación de cantidad o medida. Por lo tanto, se reitera que son correctas las dos frases (un vaso con agua y un vaso de agua). No obstante, aunque se pueden usar indistintamente, tienen matices diferentes.
La diferencia que existe es que «un vaso con agua» transmite una idea imprecisa sobre la cantidad del líquido. Así, el vaso puede contener unas cuantas gotas, la mitad o una dosis de agua que lo colme; incluso, puede tan solo estar mojado. En cambio, la preposición «de», además de indicar el contenido, también expresa cantidad o medida. Y como este último sentido le da precisión a la frase, al pedir un vaso de agua, el interlocutor de seguro traerá el receptáculo rebosante con el líquido en cuestión.
¿Es «primeramente» o «en primer lugar»? ¿Se puede usar «segundamente»?
«Primeramente» y «segundamente» constan en el DRAE. «Primeramente» figura como adverbio de tiempo y también como adverbio de orden. Se usa con los sentidos de ‘previamente’, ‘de manera anticipada’, ‘antes de todo’, ‘en primer lugar’ o ‘primero’: Primeramente haremos la investigación y después entrevistaremos a los científicos.
«Segundamente» significa ‘en segundo lugar’ y está etiquetado en el DRAE como adverbio de modo en desuso.
«Terceramente» y «cuartamente» también tienen su espacio en el Diccionario académico, pero, al igual que «segundamente» están catalogados como adverbios de poco uso o anticuados.
En síntesis, las formas «primeramente» y «en primer lugar» tienen empleo equivalente. Con respecto a los otros adverbios, para estar en armonía con el tiempo actual, se recomiendan las locuciones «en segundo lugar», «en tercer lugar», «en cuarto lugar».
FUENTES:
Diccionario de la lengua española (2001) y Ortografía de la lengua española(2010), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española. 
Pintura de: Carolee Clark, tomada del blog  Carolee S. Clark, Painter 
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com 
Guayaquil, Ecuador
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