Pregunta: La única acepción para “de pronto”, que encuentro en el diccionario, es “súbitamente” o “apresuradamente”. Sin embargo, la expresión “de pronto” ha pasado del lenguaje coloquial, a ser utilizado por autoridades de la república, intentando reemplazar a los castizos “talvez”, “quizá”, “posiblemente”, “a lo mejor”, “quién sabe”, etcétera; lo que, según mi opinión, además de estar incorrecto, ocasiona una distorsión en la construcción gramatical de la frase hablada o escrita. (Mario Ramos G.)
Respuesta: En el último Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), editado en el 2001, consta la locución adverbial “de pronto” con tres acepciones:
1. ‘Apresuradamente, sin reflexión’. 2. ‘De repente’ (súbitamente, sin preparación, sin discurrir o pensar). 3. ‘Posiblemente’ (probablemente, quizá).
Por lo tanto, “de pronto” es sinónimo de “posiblemente”; el DRAE indica que con este significado se emplea en Colombia, pero, como usted comenta, en nuestro país también es de uso común. Ejemplos:
De pronto (intempestivamente) comenzó a llover.
De pronto (sin pensarlo) dijo que se marchaba.
Hoy no voy a salir, pero de pronto (talvez) mañana vaya a la playa.
¿Cómo se forman los gentilicios?
Pregunta: ¿Existe alguna regla para crear gentilicios? He notado que hay contradicciones como de Guayaquil - guayaquileño, de Croacia - croata, de Babahoyo - fluminense, de Montalvo - montalvino. (Luis García Olvera, Guayaquil)
Respuesta: “Gentilicios” son los sustantivos o adjetivos que se emplean para mencionar el origen de las personas, animales o cosas. Por lo general, la función gramatical que desempeñan es la de adjetivo, pero también se suelen aplicar como sustantivos: “los emigrantes ecuatorianos” (adj.), “los ecuatorianos” (sust.).
La formación de los gentilicios cumple por igual con la lengua y con la historia, es decir, con las particularidades externas de la lengua que produjeron el nombre.
Los sufijos que más se emplean para la formación de los gentilicios son: -ano:
zamorano (de Zamora); -ense: carchense (de Carchi); -iense: parisiense (de París); -ino: montalvino (de Montalvo); -teco: guatemalteco (de Guatemala); -eño: guayaquileño (de Guayaquil); -és: cordobés (de Córdoba); -í: iraní (de Irán), etcétera.
Es posible que para un mismo topónimo (nombre propio de lugar) existan varios gentilicios formados por sufijos diferentes. Ejemplo:
De la provincia del Guayas: guayaco, guayasense.
El gentilicio de los habitantes de Croacia es croata, aunque si empleamos la lista de sufijos que rigen para la formación de los gentilicios podríamos decir que el adjetivo que determina a los habitantes de Croacia es croaciano; mas esto es solo un ejemplo.
Fluminenses son los naturales de Babahoyo, capital de la provincia de Los Ríos; también los habitantes de Río de Janeiro, ciudad de Brasil. Fluminense se deriva de la palabra latina flumen que significa ‘río’, esto fue lo que generó el nombre de la provincia, de la ciudad y del gentilicio respectivo.
En los dos casos anteriores no se cumple la regla de la formación del gentilicio: raíz (lexema) y su desinencia (morfema) o sufijo. Recuerde que para estructurar los gentilicios no hay que considerar solamente los factores de la lengua sino también las cuestiones históricas, geográficas y culturales de un pueblo.
Dibujo de: Joseph R Tomlinson, tomada de la web skine.art
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
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