Manuel Corrales Pascual
De la Academia de la Lengua
Ya me he ocupado en varios artículos del uso de la coma. Pero todavía queda tela por cortar
Cuando al principio de una oración usamos expresiones como estas: por consiguiente, no obstante, efectivamente, etc., colocamos después de ellas una coma.
Aquí algunos ejemplos: Ya dije todo lo que tenía que decir. Por consiguiente, no quiero añadir nada más. Tenían toda clase de comodidades. No obstante, eran infelices. Efectivamente, así ocurrió.
Expresiones como estas, cuando van en medio de la oración, se escriben entre comas: Era políglota, es decir, hablaba varias lenguas.
No quería que nadie le acompañara. Vino, sin embargo, con su hermano. Las cosas no ocurrían, generalmente, por casualidad.
Cuando omitimos un verbo porque ya lo hemos escrito antes, o porque se sobreentiende, en su lugar ponemos una coma: Los ejecutivos entraron por la puerta principal. Los empleados, por la de servicio (queremos decir que los empleados entraron por la puerta de servicio
).
Los que no trajeron los útiles, a casa. (Se sobreentiende: regresen a casa
).
También se usa la coma en las fechas, después del lugar: Quito, 20 de febrero de 2006. Pujilí, 10 de agosto de 2005, Cuenca, 3 de noviembre de 2006, etc.
Se usa coma en una lista alfabética entre los apellidos y el nombre: Balseca Santos, Miguel Benalcázar Gutiérrez, María Bivar Pérez, Teodora Bolaños Martínez, José Burbano Andrade, Milagros, etc.
Hasta este momento hemos expuesto algunos usos de la coma. Pero también hay que hablar del mal uso de la coma. Es frecuente entre nosotros separar el sujeto del predicado en una misma oración por medio de una coma. Mal ejemplo: *Las casas de aquel pueblo, eran todas de adobe. La primera parte (las casas de aquel pueblo) es el sujeto; la segunda (eran todas de adobe) es el predicado: no separemos lo que en nuestro idioma es indisoluble.
Dibujo de: Ami Plasse, tomada del blog Ami Underground
Texto tomado de: Gazapos y tropezones Diario hoy.com.ec
Quito, Ecuador
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