La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
El cuaquerismo es una doctrina religiosa que se manifestó en Inglaterra en el siglo XVII.
Se distinguía por la sencillez de sus costumbres y por los temblores y contorsiones con que sus creyentes expresaban el fervor religioso. Cuáquero es el individuo relacionado con esta agrupación.
La palabra huaquerismo no consta en el DRAE, pero está muy bien constituida. Se originó de huaquero (que huaquea por afición o beneficio económico) y del verbo huaquear (buscar tesoros en huacas).
También está compuesta por el sufijo -ismo que denota actitudes, doctrinas, movimientos, actividades y voces científicas.
En el DRAE constan guaquero y huaquero; guaquear y huaquear. Se recomiendan las segundas opciones. Asimismo figuran guaca y huaca, pero en este caso se sugiere el uso de la grafía con /g/.
GUACA O ESCONDRIJO
Guaca, que proviene del quechua waca (dios de la casa), se emplea para referirse a los sepulcros antiguos de los indios, en los que generalmente se encuentran vasijas de barro cocido, joyas u objetos de valor cultural. Así, guaca es un tesoro que puede estar enterrado o bien escondido.
Guaca, que proviene del quechua waca (dios de la casa), se emplea para referirse a los sepulcros antiguos de los indios, en los que generalmente se encuentran vasijas de barro cocido, joyas u objetos de valor cultural. Así, guaca es un tesoro que puede estar enterrado o bien escondido.
En Costa Rica, Cuba, Honduras y Nicaragua le dicen guaca a un hoyo donde guardan frutas verdes para que se maduren.
Por analogía con el significado de ‘lugar en el que se depositan tesoros’, guaca equivale también a alcancía, hucha, cajón, escondite o espacio secreto en el que se guardan los ahorros en una casa.
¿Veintiún horas o veintiuna horas?
La norma ortográfica indica que el numeral uno o una solamente se apocopa (suprime un sonido) en la forma un cuando precede a sustantivos masculinos (un reloj) o a sustantivos femeninos que empiezan con /a/ tónica (un alma). Por lo tanto, en los demás casos se debe usar uno o una dependiendo del sustantivo al que antecede el numeral. Esta regla se aplica también a todos los numerales compuestos.
En consecuencia, así como decimos «una hora», también debemos decir «veintiuna horas» y no «veintiún horas». Cuando entre el numeral y el sustantivo intermedia la palabra mil, la concordancia de género es optativa. Según esto, es normal decir, por ejemplo, «veintiún mil páginas» o «veintiuna mil páginas».
Cáptese también que estos numerales permanecen invariables en número. De ahí que tampoco es apropiado decir «son las veintiunas horas», sino «son las veintiuna horas», como se puntualizó en párrafos anteriores.
FUENTES:
Diccionario de la lengua española (2001) y Diccionario panhispánico de dudas(2005), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Diccionario de la lengua española (2001) y Diccionario panhispánico de dudas(2005), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Pintura de: Irit Bourla, tomada del blog Paintings By Irit Bourla
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
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