La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
Consulta: En estos días se ha hablado mucho del lenguaje no sexista. Para que se reflexione en los ámbitos políticos y administrativos de nuestro país, ¿podría usted hacerse eco de los lingüistas y académicos que cuestionan ese uso? (Elena Y. de Matamoros).
Respuesta: En publicaciones anteriores me he referido al denominado lenguaje no sexista que se usa en algunos ámbitos del Ecuador.
Reproduciré varios párrafos de 'La esquina del idioma' de septiembre 11 del 2011, a continuación:
Las palabras de género masculino que se usan para referirse a seres animados no se emplean únicamente para mencionar a las personas o animales del sexo masculino: en esa mención también entra el conjunto de individuos de sexo femenino. Por ejemplo, en «los ecuatorianos», «los estudiantes», «los profesores» y «todos» se incluye a hombres y mujeres.
En «los perros» y «los gatos» se menciona a los machos y las hembras. Es decir, cuando los términos de género masculino tienen carácter colectivo o genérico incluyen a hombres y mujeres, machos y hembras. Una de las leyes gramaticales de la lengua española establece la posibilidad de referirse a un colectivo mixto (hombres y mujeres) por medio del género gramatical masculino (los alumnos, los asistentes). Con la aplicación de esta norma, que no es de ninguna manera discriminatoria o sexista, se evita la redundancia en contextos en los que es evidente la mención de ambos sexos y permite la concisión, claridad y belleza del lenguaje escrito y hablado. Además, se eluden problemas de sintaxis y de concordancia.
En determinados textos o alocuciones sí es necesaria la alusión de los dos géneros para evitar ambigüedades y hacer énfasis en que se necesita, por ejemplo, la presencia de los dos grupos: Se solicita que todos colaboren con el orden y aseo del plantel; por lo tanto, los alumnos y las alumnas deben participar en la minga de limpieza.
El GÉNERO NO MARCADO
La Nueva gramática de la lengua española (2009) indica que el masculino es en español el género no marcado, y el femenino, el marcado. Así, el género no marcado incluye a seres de ambos sexos; y el marcado, solamente a seres del sexo femenino. Por lo tanto, es innecesario el circunloquio que se hace al construir frases con sustantivos de persona que apunten a los dos géneros (mis hijos y mis hijas), pues el género no marcado, se reitera, incluye a los individuos de uno y otro sexo. No obstante, por analogía con la frase de saludo «damas y caballeros» (empleo vocativo), la doble mención de géneros (señores y señoras, ministros y ministras) se puede percibir como señal de protocolo o cortesía. Con excepción de este uso vocativo, el circunloquio resulta artificioso.
FUENTES: DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS Y NUEVA GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
Respuesta: En publicaciones anteriores me he referido al denominado lenguaje no sexista que se usa en algunos ámbitos del Ecuador.
Reproduciré varios párrafos de 'La esquina del idioma' de septiembre 11 del 2011, a continuación:
Las palabras de género masculino que se usan para referirse a seres animados no se emplean únicamente para mencionar a las personas o animales del sexo masculino: en esa mención también entra el conjunto de individuos de sexo femenino. Por ejemplo, en «los ecuatorianos», «los estudiantes», «los profesores» y «todos» se incluye a hombres y mujeres.
En «los perros» y «los gatos» se menciona a los machos y las hembras. Es decir, cuando los términos de género masculino tienen carácter colectivo o genérico incluyen a hombres y mujeres, machos y hembras. Una de las leyes gramaticales de la lengua española establece la posibilidad de referirse a un colectivo mixto (hombres y mujeres) por medio del género gramatical masculino (los alumnos, los asistentes). Con la aplicación de esta norma, que no es de ninguna manera discriminatoria o sexista, se evita la redundancia en contextos en los que es evidente la mención de ambos sexos y permite la concisión, claridad y belleza del lenguaje escrito y hablado. Además, se eluden problemas de sintaxis y de concordancia.
En determinados textos o alocuciones sí es necesaria la alusión de los dos géneros para evitar ambigüedades y hacer énfasis en que se necesita, por ejemplo, la presencia de los dos grupos: Se solicita que todos colaboren con el orden y aseo del plantel; por lo tanto, los alumnos y las alumnas deben participar en la minga de limpieza.
El GÉNERO NO MARCADO
La Nueva gramática de la lengua española (2009) indica que el masculino es en español el género no marcado, y el femenino, el marcado. Así, el género no marcado incluye a seres de ambos sexos; y el marcado, solamente a seres del sexo femenino. Por lo tanto, es innecesario el circunloquio que se hace al construir frases con sustantivos de persona que apunten a los dos géneros (mis hijos y mis hijas), pues el género no marcado, se reitera, incluye a los individuos de uno y otro sexo. No obstante, por analogía con la frase de saludo «damas y caballeros» (empleo vocativo), la doble mención de géneros (señores y señoras, ministros y ministras) se puede percibir como señal de protocolo o cortesía. Con excepción de este uso vocativo, el circunloquio resulta artificioso.
FUENTES: DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS Y NUEVA GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
Pintura de: Karin Jurick, tomada del blog A Painting Today
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
Guayaquil, Ecuador
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