Ojo a la Gastronomía
Epicuro | epicuro@eluniverso.com
Quisiera subrayar las cualidades que deben tener los verdaderos profesionales: amabilidad, cortesía, honradez, pulcritud, fidelidad a la empresa.
1.– La sonrisa es parte del uniforme. Un salonero triste es como un repelente para mosquitos. Los problemas personales se quedan en casa. No pueden desequilibrar el comportamiento de un colaborador. El buen mesero no se deja dominar por el interés.
2.– El camarero recibe a los clientes y los guía hacia la mesa que más les guste. Entrega eventualmente mensajes a los huéspedes cuando se trata de un hotel. Facilita un teléfono inalámbrico si alguien desea efectuar una llamada.
3.– Abre la silla para facilitar a una mujer o a un caballero el acceso a la mesa. Desde luego, siempre se preocupará en primer lugar de las damas. Los hombres no deben estar sentados si las mujeres están de pie. Si una mujer manifiesta el deseo de levantarse, habrá que ayudarla otra vez.
4.– Los recibos de tarjetas a la hora de la cuenta, no permiten al cliente añadir propina. Los saloneros han perdido mucho con aquella modalidad pues pocos comensales ya dejan gratificaciones. Aquello no debe, sin embargo, influir en el trato.
5.– Frente a personas groseras, ebrias, malgeniosas, el salonero se comportará como un caballero. Es la mejor manera de dar una elegante lección.
6.– Deberá aprender este movimiento de muñeca que permite servir el vino sin regar gotas en el mantel. Si se siente nervioso, el salonero puede servir desde el portavino, poniendo la copa fuera de la mesa.
7.– Un cliente conocedor, después de olfatear, puede dar el visto bueno. No es imperativo que pruebe con el paladar. Se debe servir una pequeña cantidad al comensal encargado de catar. Todo salonero debe poder hablar del vino que sirve. No siempre hay un encargado (sommelier).
8.– Es importante tratar al cliente con su apellido. El nombre de uno es la palabra más dulce en cualquier idioma. Las tarjetas de crédito aportan importantes datos. El número del cuarto también, si se trata del huésped de un hotel.
9.– Un buen camarero debe poder explicar cómo es cada plato del menú. Debe saber lo que hay y lo que ya se terminó, para no ilusionar al cliente con un plato solicitado.
10.– Eso de servir comida o vino por la derecha y quitar por la izquierda no es tan imperativo. Hay mesas donde el salonero no tiene acceso a todos los clientes. El protocolo se ha vuelto más democrático.
11.– No presentar la carta de los vinos antes de que el cliente haya escogido los platos. Al inicio se ofrecen los aperitivos. Una botella de champaña se abre sin ruido.
12.– Al despedir al cliente, acompañarlo hasta la puerta, agradecerle y decirle una frase amable. Recibir a un cliente es encargarse de su bienestar mientras está bajo nuestro techo.
13.– Mirar siempre al cliente a los ojos. Los saloneros distraídos o de ojos huidizos cometen una falta de respeto y de atención.
1.– La sonrisa es parte del uniforme. Un salonero triste es como un repelente para mosquitos. Los problemas personales se quedan en casa. No pueden desequilibrar el comportamiento de un colaborador. El buen mesero no se deja dominar por el interés.
2.– El camarero recibe a los clientes y los guía hacia la mesa que más les guste. Entrega eventualmente mensajes a los huéspedes cuando se trata de un hotel. Facilita un teléfono inalámbrico si alguien desea efectuar una llamada.
3.– Abre la silla para facilitar a una mujer o a un caballero el acceso a la mesa. Desde luego, siempre se preocupará en primer lugar de las damas. Los hombres no deben estar sentados si las mujeres están de pie. Si una mujer manifiesta el deseo de levantarse, habrá que ayudarla otra vez.
4.– Los recibos de tarjetas a la hora de la cuenta, no permiten al cliente añadir propina. Los saloneros han perdido mucho con aquella modalidad pues pocos comensales ya dejan gratificaciones. Aquello no debe, sin embargo, influir en el trato.
5.– Frente a personas groseras, ebrias, malgeniosas, el salonero se comportará como un caballero. Es la mejor manera de dar una elegante lección.
6.– Deberá aprender este movimiento de muñeca que permite servir el vino sin regar gotas en el mantel. Si se siente nervioso, el salonero puede servir desde el portavino, poniendo la copa fuera de la mesa.
7.– Un cliente conocedor, después de olfatear, puede dar el visto bueno. No es imperativo que pruebe con el paladar. Se debe servir una pequeña cantidad al comensal encargado de catar. Todo salonero debe poder hablar del vino que sirve. No siempre hay un encargado (sommelier).
8.– Es importante tratar al cliente con su apellido. El nombre de uno es la palabra más dulce en cualquier idioma. Las tarjetas de crédito aportan importantes datos. El número del cuarto también, si se trata del huésped de un hotel.
9.– Un buen camarero debe poder explicar cómo es cada plato del menú. Debe saber lo que hay y lo que ya se terminó, para no ilusionar al cliente con un plato solicitado.
10.– Eso de servir comida o vino por la derecha y quitar por la izquierda no es tan imperativo. Hay mesas donde el salonero no tiene acceso a todos los clientes. El protocolo se ha vuelto más democrático.
11.– No presentar la carta de los vinos antes de que el cliente haya escogido los platos. Al inicio se ofrecen los aperitivos. Una botella de champaña se abre sin ruido.
12.– Al despedir al cliente, acompañarlo hasta la puerta, agradecerle y decirle una frase amable. Recibir a un cliente es encargarse de su bienestar mientras está bajo nuestro techo.
13.– Mirar siempre al cliente a los ojos. Los saloneros distraídos o de ojos huidizos cometen una falta de respeto y de atención.
Texto tomado de: Epicuro / http://www.eluniverso.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario