Desde hace mucho se conoce de un proceso químico que es la base de la vida.
Simplificando, su milagro es así: las plantas toman del aire gas carbónico y extraen de la tierra agua y minerales; mediante estas sustancias y la luz solar, las plantas producen azúcares, almidones, celulosa (en general, los carbohidratos) mientras exhalan oxígeno, el cual se incorpora al aire, permitiéndonos vivir.
Los asombrosos microlaboratorios que las plantas poseen para efectuar tales procesos son los llamados pigmentos. El más conocido es la clorofila, de color verde. Este pigmento, utilizando los rayos solares, produce los carbohidratos. Tal proceso, llamado fotosíntesis, puede reducirse a una frase: las plantas “empaquetan energía”. Cuando los carbohidratos ingresan como alimento en nuestro organismo, este se encarga de “desempaquetar” aquella energía y es esto lo que nos da vida.
Pero lo que parece un proceso sencillo, no es tal. Ahora sabemos de su complejidad.
La luz solar es una irradiación de ondas o fotones que pueden ser separados en una gama de colores, como se aprecia en un arco iris, que descompone los rayos solares en una gama del rojo al violeta. Cada color posee distinto valor energético. Los vegetales más primitivos, que aparecieron hace millones de años utilizaron para la fotosíntesis la gama amarilla o morada de la luz. Las plantas superiores como las que hoy nos sirven de alimento y los árboles utilizan fotones de la gama roja y violeta, mientras los fotones de la gama verde son reflejados, como las pelotas cuando chocan contra una pared y rebotan. Por ello que vemos la imagen de las plantas de color verde.
Hoy conocemos cuáles formas de vida son antiguas y elementales, como las bacterias. Algunas poseen un pigmento parecido a la clorofila, pero de distinto color, mientras otras utilizan energía infrarroja. Así pues, estas formas primitivas de vida ya habían descubierto la fotosíntesis. Los vegetales superiores poseen distintos tipos de pigmentos; así sucede en las flores que sintetizan variadas sustancias.
Los astrónomos han observado más de 200 estrellas o soles parecidos al nuestro y más de 300 planetas girando en torno suyo como en nuestro sistema solar. Posiblemente algunos sistemas sean más jóvenes que el nuestro y la vida se encuentre allí en fases iniciales como hace millones de años en la Tierra. Pero también es posible que algunos tengan igual o mayor edad que nuestro sistema solar.
El análisis de la gama electromagnética, que incluye a los fotones, de las superficies planetarias pudiera mostrar si hay o hubo vida en ellas. Por cierto, esta no se ha descubierto hasta ahora, pese al poder de los instrumentos de observación (radiotelescopios, observatorios orbitales y más).
Pero no podemos descartar la existencia de vida fuera de nuestro sistema solar: para el proceso de fotosíntesis, –base de la vida–, existe en el cosmos lo esencial: soles, planetas, sustancias químicas, enormidades de tiempo y, sin duda, esta milagrosa capacidad de autoorganización de la materia y la energía para devenir vida.
Texto tomado de: Diario eluniverso.com
esta muy bueno tus blogs...la ecologia me interesa mucho.......nos estamos conectando de ahora en mas...gracias un beso
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