Parecería que ya no existieran sitios que trasmitan esa paz dentro de Guayaquil, y que para encontrarlo necesitamos salir de ella.
Sin embargo, no es verdad. A pocas calles del antiguo bulevar 9 de Octubre, recostado en el Malecón, existe un lugar que esconde esa magia extraviada. Atravesando un umbral de madera, subiendo unas escaleras semialfombradas, donde se esconden las pisadas del pasado, con pisos y paredes enlucidas en baldosa, dignas de un Guayaquil tradicional, que nos conducen a las puertas de la mansedumbre.
Con imponentes paredes y arquitectura de estilo español e imitación de principios de siglo, que se mezcla lo moderno, y surge Manso Boutique. Un lugar que desde su nacimiento en el año 2008 busca cambiar los conceptos hoteleros de Guayaquil.
El Ecuador no conocía el término "boutique" para un hotel. Sin embargo, alrededor del mundo ya son varios los que se acogen a esta modalidad como sinónimo de diseño.
En otras palabras, un hostal con diseño, como comenta Ricardo Cevallos Estarellas, dueño del lugar. Cada ambiente y habitación está pensado con criterio de diseñadores de moda.
Al recorrer el sitio, desde la recepción, pasando por la cafetería (contigua al balcón que da a la calle), continuando por el living room (sala común), avanzando por el corredor e ingresando a los patios internos, dormitorios y cocina, se observan decenas de detalles y objetos decorativos elaborados por diseñadores ecuatorianos y extranjeros. Esos que al mirarlos en detalle generan el anhelado ambiente de tranquilidad, sin olvidar la elegancia.
Cada rincón, a manera de galería, exhibe muebles de sala, comedor, lámparas, fuentes y elementos decorativos de artistas como Rafael López, especializado en diseños ecológicos y vanguardistas. Las creaciones de la diseñadora Daniela Ramírez, quien elabora lámparas hechas a base de papel reciclado, tienen un sitio allí, así como las mesas esquineras de la artista argentina Bárbara Barberi. Elementos que a simple vista parecerían ajenos al alcance de los visitantes. Sin embargo, "pueden ser adquiridos", comenta Cevallos. "Hemos elaborado marcos de bambú con los nombres de los diseñadores, ya que no todo está en venta".
Otra aplicación del concepto boutique es el juego de colores. Cada habitación tiene el nombre de un color, y a partir de eso se crean los ambientes, adecuados con detalles llamativos. Los colores utilizados para los seis dormitorios son el ámbar, blanco, naranja, verde, azul y rosa.
Una pared de caña y luces verdes, que crean un ambiente de naturaleza, es la imagen que ofrece la sala verde. La azul exhibe camas metalizadas y la luz de neón del mismo color genera sensaciones de modernidad. O la rosa, que inspira un sentimiento más familiar. Cada área evoca emociones, que en conjunto consiguen la armonía esperada.
En medio del hostal, en uno de los patios internos, está la sala ZEN. Un sitio adecuado al estilo oriental que le confiere equilibrio a todo el ambiente. "Aquí los huéspedes se sientan a conversar y descansar". Ahí, la decoración sigue siendo protagonista, con asientos traídos de Tailandia, aclara Cevallos.
Si las personas prefieren descansar a un estilo más local, pueden hacerlo en el patio de las hamacas, ubicado al final del corredor.
"A diferencia de los hoteles, aquí los espacios son cálidos, puedes disfrutar del arte. Es más integrado y los huéspedes responden a eso. Siempre dejan las habitaciones abiertas. Caminan sin zapatos, entran a la cocina, como un verdadero hostal, pero no como los que tradicionalmente han existido en Guayaquil", aclara, refiriéndose a los denominados sitios de "mala muerte".
Para complementar las sensaciones, el paladar no queda fuera. Rosa Villacrés, chef y copropietaria, comenta que su menú es el complemento perfecto para el concepto del hostal. Acorde con la relajación, la comida nutritiva es la más adecuada. "Siempre tratamos de hacer un menú amplio con opciones vegetarianas muy variadas, aunque también incluyen pollo, mariscos y pescado.
Hay platos típicos de comida internacional, adaptados con ingredientes locales". La quinua y la lenteja están entre ellos, y forman parte de las hamburguesas y platos fuertes.
Un Manso que nos trasmite mensajes nuevos, nos traslada a otras épocas y juega con nuestros sentidos a cada paso que damos.
Cada tres meses, por un fin de semana, el hostal descansa y se convierte en un bazar. Los diseñadores y artistas se apoderan de los cuartos, corredores y salones para exhibir sus diseños y creaciones, los cuales pueden ser comprados al instante. El próximo octubre se realizará el cuarto evento, el cual tiene buenas expectativas, ya que según comenta Cevallos "los anteriores han tenido buena acogida". ¿Pero por qué Night bazar? (Noche de bazar). Sencillo, se realiza de 19:00 a 1:00, con el propósito de recibir en una noche fresca a los visitantes y que puedan parquearse en el ya no tan congestionado centro.
Los martes artísticos de Manso
Aparte de ofrecer un servicio hotelero, Manso abre sus puertas al público en general con eventos especiales promocionados por la cafetería. Cada martes por la noche, se visten de gala y abren un espacio cultural para el deleite de los guayaquileños.
Son los denominados Martes de Arte, en los que el cine, la música, el teatro y las conferencias son los protagonistas de la noche. "Hace poco tuvimos al grupo Los Brigantes, que hicieron una noche de blues. En las noches de cine experimental, se abre un foro en un formato muy relajado.
El teatro está a cargo de Marina Salvarezza, y las conferencias tratan sobre temas especializados en medicina alternativa y natural", comenta Cevallos.
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