Katherine Villavicencio
Hace 30 años Graciela Legarda Brückmann empezó un romance que parece interminable con Galápagos. Con su flora, su fauna, con la riqueza natural y el arte que proyecta cada una de las especies en sus diferentes islas.
La artista Graciela Legarda Brückmann acaba de exponer su obra en Londres. Con esa misma precisión y entrega alista la tercera edición de su libro sobre las islas.
En la década del setenta, ella y su esposo, Reynaldo Huerta, emprendieron viajes de turismo a las islas Galápagos, pero luego se volvieron asiduos visitantes. Iban dos o tres veces por año y se quedaban por algunas temporadas. Fue ahí cuando surgió esa conexión artística con la isla.
Una cosa es ir como turista y otra como visitante, dice ella, porque te empiezas a dar cuenta de ciertas características de los animales. La iguana, por ejemplo, es totalmente diferente a la de Guayaquil, en sus características físicas, en su alimentación y en su comportamiento.
Con una libreta pequeña, esta artista guayaquileña –que estudió técnica de acuarela con Hans Michelson– comenzó sus primeros trazos de las especies. Lo primero que dibujó fue el canario de Galápagos en un triángulo de cartulina que tenía a la mano.
Por eso sus acuarelas no solo son un trabajo artístico. Implica un proceso de observación, de investigación y de aprendizaje constante. Graciela Legarda miraba con ojos de especialista el vuelo, la caminata y el movimiento de las aves, cuadrúpedos y especies marinas (ninguno camina o se moviliza igual a otro, asegura). Compraba libros especializados, videos, veía documentales de Discovery Channel y National Geographic. Se asesoraba con expertos.
El tiempo dedicado a cada obra es incontable y además invalorable. “No es solo pintar. Es un proceso de galapaguitis aguda”, bromea su esposo, Reynaldo Huerta.
El pájaro Brujo se encuentra en casi todas las islas del Archipiélago. La hembra es de color amarillo pálido.
El libro, que en el 2003 tuvo una segunda edición, muestra iguanas marinas, fragatas, flamingos, piqueros de patas azules, el solitario George y tortugas Galápagos, lobos marinos, mantarrayas, cangrejos zayapa, el pez ballena, delfines y un sinnúmero de especies marinas. Se los aprecia en su hábitat, en su entorno cotidiano, como si hubieran posado para el retrato.
El libro está ordenado según el génesis bíblico.
Era la primera vez que sus obras salían a una muestra pictórica en una nación de difícil penetración artística como Londres. La exposición coincidió con la reunión de la OMI y tuvo aceptación en el público londinense que acudió a visitarla. Fue un conocimiento nuevo para ellos y un deleite de colores, con las especies de la flora y fauna de las Islas Encantadas.
La entidad ya les ha hecho la invitación formal como parte de las celebraciones por el bicentenario del 10 de Agosto, del nacimiento de Charles Darwin y de los 150 años de la publicación Origen de las especies.
Paralelo a ello, Graciela Legarda revisa el borrador de la tercera edición de su libro de acuarelas, que también se publicará este año en el país.
Esta edición ha sido fruto de su vida en Galápagos, de su continua observación, de la búsqueda de más especies y de la acuciosidad por descubrir cada detalle, cada movimiento y comportamiento de aves, reptiles y mamíferos. Por su interés en penetrar en la vida de una isla cuyo encanto la sigue asombrando como la primera vez que sus acuarelas recrearon las especies, como la primera vez que la visitó, hace más de tres décadas.
Texto tomado de: La Revista
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