Barrio las Peñas
La historia recoge que la independencia de Guayaquil fue un ejemplo que siguieron el resto de ciudades para liberarse del mando español. En ella, participaron auténticos patriotas que no fueron improvisados, sino que se trató de hombres y mujeres que se habían preparado durante años por poner un ejemplo, José Joaquín de Olmedo y Maruri para encarar el inmenso desafío de ser los líderes que conseguirían la libertad. Más que una acción militar, se trató de un movimiento cívico que tenía muy en cuenta su entorno: se analizaron las circunstancias internacionales, se midió el peso que aún mantenía la Corona española y se contó con verdaderos estrategas que dirigían las tropas.
Es bueno recordar aquello ahora que celebramos 189 años de esa gesta. No solo para enaltecer a los patriotas, sino para relevar que esta ciudad se ha caracterizado en la historia por sentar precedentes que han hecho bien al resto del país. Las luchas guayaquileñas se han caracterizado por defender valores supremos como la libertad, y esa tradición se ha transmitido a través de las distintas generaciones. Actualmente, ese espíritu de rebeldía ante los intentos de acallar la voz de la ciudad se mantiene y toma muchas veces cuerpo cuando los atropellos rebasan las palabras y llegan a hechos que lastiman el progreso de la comunidad. Marcar los caminos se ha convertido en el destino de Guayaquil, en donde confluyen para su beneficio no solo los anhelos de quienes han nacido en estas tierras, sino de todos los ecuatorianos que han venido a esta ciudad a buscar mejores días. Por eso, los intereses de Guayaquil son del Ecuador entero. Por eso, es trascendente que las autoridades locales designadas para liderar su desarrollo cumplan su tarea con eficiencia. Por eso, es fundamental que las autoridades del Gobierno nacional entiendan la dinámica de la ciudad más grande del país y propicien un diálogo permanente con quienes la representan. Aquello no está ocurriendo, y eso se refleja en las pugnas que ni siquiera se dan una tregua en estas fechas. El único resultado que se consigue con ello es retrasar el imparable progreso que Guayaquil, con su propio ritmo de trabajo, demanda para beneficio de quienes la habitan. Eludir los acuerdos políticos solo hace daño, y el primer paso para conseguirlos es respetar los avances que en materia de autonomía han permitido un evidente desarrollo de la urbe. No hacerlo es cerrar los ojos.
Hoy es un día propicio para recordar los valores de libertad que tuvieron quienes protagonizaron el 9 de Octubre de 1820 y ayudaron también con ello al nacimiento de nuestra república. El mejor homenaje que se les puede rendir es que nuestros actuales mandatarios intenten estar a la altura del legado que nos dejaron.
Texto tomado de: Diario HOY
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