Manuel Corrales Pascual
De la Academia de la Lengua
Gazapo nada raro entre nosotros es el que se manifiesta en el uso de "sino" y "si no". Son cosas distintas: en el primer caso, las dos sílabas que componen la palabra van unidas (sino). En el segundo caso se trata de dos palabras (si no).
Vamos con el primer caso: el vocablo "sino" puede ser nombre, que viene del latín signum, y entonces significa "hado". ¿Y qué es el hado? También es palabra de estirpe latina, viene del latín fatum y significa -según nos enseña el DRAE- "fuerza desconocida que, según algunos, obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos".
El Diccionario Panhispánico de Dudas dice que "sino" es lo mismo que fatalidad o destino. Por ejemplo, alguien apenado exclama: ¡Mi sino es morir pobre! Tal exclamación equivale a: ¡Mi destino es morir pobre!
Hasta aquí no hay problema. El problema se suscita cuando utilizamos la conjunción adversativa "sino" en vez de la conjunción condicional "si" seguida del adverbio "no".
En la frase Nadie sino tú puede haber hecho tan bien las cosas.
Correcto el uso de la conjunción adversativa "sino": estamos oponiendo a una idea negativa (Nadie) una idea positiva (Tú).
Otro ejemplo: No fueron los ricos, sino los pobres quienes se portaron generosos. También aquí estamos contraponiendo dos ideas: una negativa (No fueron), a una idea positiva (Los pobres
).
Entre ambas se interpone la conjunción adversativa "sino".
En cambio, observemos una frase como esta: Si no todos, al menos muchos están equivocados. Se trata de una oración condicional introducida por la conjunción -condicional, claro está- "si", seguida (y ortográficamente separada) del adverbio negativo "no". Otro ejemplo: Me pregunto si lo que propones no será peligroso.
Dibujo de: Ami Plasse, tomada del blog Ami Underground
Texto tomado de: Gazapos y tropezones Diario hoy.com.ec
Quito, Ecuador
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