martes, 28 de octubre de 2014

Cuaquerismo es una doctrina; huaquerismo, una actividad

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
El cuaquerismo es una doctrina religiosa que se manifestó en Inglaterra en el siglo XVII.
Se distinguía por la sencillez de sus costumbres y por los temblores y contorsiones con que sus creyentes expresaban el fervor religioso. Cuáquero es el individuo relacionado con esta agrupación.
La palabra huaquerismo no consta en el DRAE, pero está muy bien constituida. Se originó de huaquero (que huaquea por afición o beneficio económico) y del verbo huaquear (buscar tesoros en huacas).
También está compuesta por el sufijo -ismo que denota actitudes, doctrinas, movimientos, actividades y voces científicas.
En el DRAE constan guaquero y huaquero; guaquear y huaquear. Se recomiendan las segundas opciones. Asimismo figuran guaca y huaca, pero en este caso se sugiere el uso de la grafía con /g/.
GUACA O ESCONDRIJO
Guaca, que proviene del quechua waca (dios de la casa), se emplea para referirse a los sepulcros antiguos de los indios, en los que generalmente se encuentran vasijas de barro cocido, joyas u objetos de valor cultural. Así, guaca es un tesoro que puede estar enterrado o bien escondido.
En Costa Rica, Cuba, Honduras y Nicaragua le dicen guaca a un hoyo donde guardan frutas verdes para que se maduren.
Por analogía con el significado de ‘lugar en el que se depositan tesoros’, guaca equivale también a alcancía, hucha, cajón, escondite o espacio secreto en el que se guardan los ahorros en una casa.
¿Veintiún horas o veintiuna horas?
La norma ortográfica indica que el numeral uno o una solamente se apocopa (suprime un sonido) en la forma un cuando precede a sustantivos masculinos (un reloj) o a sustantivos femeninos que empiezan con /a/ tónica (un alma). Por lo tanto, en los demás casos se debe usar uno o una dependiendo del sustantivo al que antecede el numeral. Esta regla se aplica también a todos los numerales compuestos.
En consecuencia, así como decimos «una hora», también debemos decir «veintiuna horas» y no «veintiún horas». Cuando entre el numeral y el sustantivo intermedia la palabra mil, la concordancia de género es optativa. Según esto, es normal decir, por ejemplo, «veintiún mil páginas» o «veintiuna mil páginas».
Cáptese también que estos numerales permanecen invariables en número. De ahí que tampoco es apropiado decir «son las veintiunas horas», sino «son las veintiuna horas», como se puntualizó en párrafos anteriores.
FUENTES:
Diccionario de la lengua española (2001) y Diccionario panhispánico de dudas(2005), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Pintura de: Irit Bourla, tomada del blog Paintings By Irit Bourla
 
 
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com

sábado, 25 de octubre de 2014

«Yapa» o «llapa» es sustantivo de procedencia quichua


La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
«Yapa» equivale a regalo, propina, adehala, ayuda, aumento, añadidura, agregado, extra. Se usa para referirse a cosas materiales o inmateriales.
En los ambientes comerciales del siglo pasado era común que el dueño o expendedor de una tienda o negocio diera la yapa a sus clientes. Por ejemplo, si se compraba una libra de arroz, el tendero daba la yapa al dejar caer en la romana unas dos onzas más de la gramínea. Aunque en la actualidad esa dádiva es infrecuente, se continúa empleando el sustantivo yapa para referirse a todo lo que viene agregado o de más. Así, de manera coloquial, cuando alguien desea, por ejemplo, que le sirvan un plato copioso de alimento, suele decir «dame con yapa». Y se manifiesta «¡me vino con yapa!» cuando al hacer una compra nos regalan algo, que puede ser una pluma o esferográfica, un calendario u otro souvenir o suvenir.
En el ámbito de la ingeniería, yapa es un azogue o mercurio que en las minas de plata se añade a este mineral para que se beneficie y facilite su trabajo en el buitrón (explanada honda y revestida de ladrillos, losas u otro material).
DE YAPA
Esta locución adverbial tiene mucha acogida en estos días. Se usa con los significados de ‘además’, ‘gratuitamente’, ‘para colmo’, ‘a más de esto o aquello’. Por eso es normal escuchar frases como «el sueldo no le alcanza para pagar sus gastos y de yapa lo asaltaron».
Andar de zocos en colodros
Esta frase es coloquial y se emplea con los significados de ‘ir de mal en peor; salir de un negocio peligroso o de un problema y entrar en otro negocio de mayor peligro o en más problemas’. Nótese que es colodros, no colondros. También se usa en femenino: Andar de zocas en colodras.
Zoco es un zapato de madera (zueco). Significa también zócalo, plaza, zurdo. En Panamá se emplea para denotar que una persona tiene amputado un brazo o los dos. En Marruecos se le dice zoco a los mercados.
Colodro es una especie de zapato de madera. Colodra es una vasija de madera que usan los pastores para ordeñar cabras, ovejas y vacas; también es un receptáculo de madera, como herrada (con aros de hierro o de latón), que sirve para poner el vino y controlar la cantidad a medida que se lo va vendiendo. En Cantabria y Palencia, colodra es una funda de cuerno o de madera con agua, que lleva el segador (persona que corta mieses o hierba) colgada en la cintura.
Reproducción de La esquina del idioma; ediciones de dic. 12 del 2004 y nov. 13 del 2011.
FUENTES:
DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA Y DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS, DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
Pintura de: Irit Bourla, tomada del blog Paintings By Irit Bourla
 
 
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com

martes, 21 de octubre de 2014

¿Místico puede ser alguien que se alimenta poco?

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
La palabra místico se refiere a alguien o algo que incluye misterio; también a la mística (vida espiritual y contemplativa) o al misticismo (doctrina religiosa y filosófica; estado de perfección religiosa). Asimismo, alude a una persona que escribe sobre mística.
Estos son los significados que estuvieron en el Diccionario hasta 1956, pero en 1970 ingresó la acepción de remirado (cauto, prudente, minucioso), que equivale a remilgado (escrupuloso, cursi, afectado). En la edición del 2001 se incorporó el sentido de melindroso, que es lo mismo que remirado o remilgado. Es decir, melindroso o melindrosa es una persona que tiene acciones y ademanes excesivamente delicados. De aquí parte la relación de místico con alguien que se alimenta poco, pues los melindrosos encuentran defectos en todas las cosas y esto principalmente hace que rechacen los alimentos.
Escritura de nombres de canciones y poemas
En los nombres de canciones y poemas solo va con mayúscula inicial el primer elemento, además de las palabras que la exijan por ser sustantivos propios.
Para delimitar su extensión, la Ortografía de la lengua española (2010) recomienda que se escriban entre comillas cuando están junto al título de la obra o la publicación a la que pertenecen: «Si me faltaras tú» es uno de los poemas del disco Amante mía, de Gian Franco Pagliaro.
Cuando se citan solos, la extensión del título se marca con resalte ortográfico (comillas o cursiva): Entre los poemas de Medardo Ángel Silva consta El alma en los labios.
Las consonantes /v/ y /b/ se articulan igual
Aquellas denominaciones de «be labial» y «ve labiodental» ya no se usan. Según el DRAE, los nombres de la /v/ son  uve, ve baja  o  ve corta; y los de la /b/ son be, be alta o be larga.
La última Ortografía que publicó la RAE indica que «no existe en español ninguna diferencia en la pronunciación de las letras v, ya que las dos representan hoy el sonido bilabial sonoro /b/. La articulación de la como labiodental no es propia del español, y solo se da de forma espontánea en hablantes valencianos o mallorquines y en los de algunas zonas del sur de Cataluña (...). También se da espontáneamente en algunos puntos de América por influjo de lenguas amerindias. En el resto de los casos, es un error que cometen algunas personas (...) basado en recomendaciones del pasado...». Y puntualiza que no se debe hacer ninguna distinción al pronunciar palabras como baca y vaca, bello y vello, acerbo y acervo. De ahí que la escritura con o con no la impone la articulación sino el contexto. 
FUENTES:
Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española, Diccionario de la lengua española (2001) y Ortografía de la lengua española (2010), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Pintura de: Irit Bourla, tomada del blog Paintings By Irit Bourla
 
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com

sábado, 18 de octubre de 2014

Carnaval tiene su ascendencia en el italiano «carnevale»

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio

Según el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana (1973), de Joan Corominas, «carnaval» se registra en el uso desde 1495. Procede del vocablo italiano carnevale, que es una haplología (disminución de una sílaba) de carnelevare (quitar la carne), porque después del periodo de carnaval los fieles de algunas religiones empiezan el ayuno de la Cuaresma o tiempo de penitencia que se desarrolla en un lapso de 40 días, durante los cuales suelen abstenerse de ingerir carne.
De igual significado es la voz «carnestolendas», que es de uso más antiguo (1258). Se formó por abreviación de la locución latina dominica ante carnes tollendas, que significa ‘el domingo antes de quitar las carnes’. Esto se refiere al lapso de tres días que antecede al miércoles de Ceniza.
En el Ecuador se emplea «carnaval» para referirse al tiempo festivo en que se reúnen grupos de amigos para bailar, echarse agua, líquidos con anilina, polvos, achiote, huevos, manteca o cualquier otro compuesto que sirva para embadurnar o mojar.
También se usa en la locución verbal «ser un carnaval (una reunión)», que alude a un grupo de personas que festejan con exceso de ruido y alegría.
Asimismo consta en la frase «carnaval chico» para referirse a una ceremonia de juegos, bromas y burlas que se efectúa una semana después del carnaval tradicional.
¿JUGAR AL/EL O EN CARNAVAL?
En algunos ámbitos, especialmente cultos, el verbo jugar se construye con la preposición a y con artículo antes de la mención del nombre del juego. Tiene uso intransitivo: Muchos ecuatorianos juegan al carnaval durante los tres días del feriado. Percíbase la fórmula a + el en la contracción al.
No se recomienda que se omita la preposición y se deje el artículo (fue a jugar el carnaval), pues en determinados contextos puede transmitir ambigüedad.
«Jugar en carnaval» denota que en ese periodo festivo habrá juegos alusivos a la fecha o a otras actividades recreativas o deportivas.
En algunos países americanos, el verbo jugar suele usarse como transitivo. Esto hace que se omita el artículo y la preposición antes de la referencia del juego: Muchos ecuatorianos juegan carnaval durante los tres días del feriado. Esta forma se considera correcta debido a su arraigo en las regiones americanas. (Esta columna es una reproducción de La esquina del idioma del 19 de febrero del 2012).
FUENTES:
Diccionario de la lengua española (2001), Diccionario panhispánico de dudas(2005) y Diccionario de americanismos (2010), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española; Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, de Joan Corominas (1973).

Dibujo de: Cathy Gatland, tomada del blog A sketch in time
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com 
 
  
 Guayaquil, Ecuador
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