miércoles, 29 de junio de 2011

Última vez

Remataré en esta entrega el tratamiento de la locución conjuntiva toda vez que. Sabemos que una locución conjuntiva es un conjunto de palabras que equivalen a una conjunción. Y en anterior entrega recordé la definición de esta categoría gramatical. Brevemente recordemos los diversos tipos de conjunciones de nuestra lengua: conjunción adversativa: aquella que indica oposición o diferencia entre la frase que le precede y la que le sigue. Por ejemplo: Pero. Este carro me gusta; pero este otro, no.

Conjunción causal: La que une la oración que expresa un efecto con la que expresa la causa del efecto. Por ejemplo: No fuiste a la reunión porque no encontraste transporte. Conjunción comparativa: que significa parecido o diferencia entre dos cosas: Esta casa es como aquella. Conjunción concesiva: la que precede a una oración subordinada que expresa una objeción o dificultad para lo que se dice en la oración principal, sin que ese obstáculo impida su realización. Por ejemplo: Te haré un buen regalo, aunque no te lo mereces.

Volvemos a la locución toda vez que. Como bien nos dice el Manual de Español Urgente, "las expresiones una vez que y toda vez que tienen distinto significado. La primera indica posterioridad y la segunda consecuencia y no deben, por tanto, confundirse".

«Una vez que equivale a después de que, en frases como "una vez que finalice el boom inmobiliario comenzarán a bajar los precios de los pisos nuevos", y toda vez que es lo mismo que puesto que o ya que. Así, su uso es correcto en frases del tipo "la nueva conferencia llegará con más fuerza en sus argumentos, toda vez que su producción y exportación no afecta al mercado mundial"».

Dibujo de: Samantha Zaza, tomada del blog harika
Texto tomado de: Gazapos y tropezones 
Quito, Ecuador

domingo, 26 de junio de 2011

Alias, seudónimos e hipocorísticos

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio

Consulta: ¿La palabra alias se usa únicamente para mencionar el apodo de un criminal? ¿Se podrá emplear para referirse a todo tipo de personas, por ejemplo, en nombres como  «José Luis Pérez, alias Pepe Lucho»? Por favor, explíqueme el uso de esta palabra (CPA Stalin Sáenz Garcés).

Respuesta: El nombre  «alias» significa ‘apodo’, ‘sobrenombre’, ‘mote’ o ‘que reemplaza o sustituye al nombre’. 

En sí, los alias se crean a partir de una o varias características físicas o morales de las personas a las que aluden.

Se emplean con frecuencia en el ámbito policial para referirse al apodo o sobrenombre de aquellas personas que delinquen. 

Pero este uso no es exclusivo del lenguaje policial, pues también se aplica en otros  grupos o sectores sociales. De ahí que es normal decir, por ejemplo,  que a Simón Bolívar, le pusieron el alias del Libertador (por su participación en la historia de América). Carlos Alberto, alias el Científico (por ser estudioso). María Elena, alias la Ricitos (por tener el cabello rizado). O, N. N., alias el Siete Vidas (porque  siempre sale ileso...). N. N., alias el Manos de Seda, (porque nadie nota cuando hurta algo). 

ORTOGRAFÍA
Nótese, en el párrafo que precede, que antes de la palabra alias va una coma; también obsérvese que el artículo que introduce el apodo  se escribe en minúscula y la denominación del alias va en cursiva y con mayúscula inicial.

Estos nombres  también pueden ir entre comillas o cualquier otro resalte tipográfico (N. N., alias “el Siete Vidas”). 

La palabra alias se abrevia con una a entre paréntesis: N. N., (a) el Siete Vidas. Asimismo se puede omitir el nombre alias: Simón Bolívar,  el Libertador.  Carlos Alberto,  el Científico.  N. N.,  el Manos de Seda. 

SEUDÓNIMOS E HIPOCORÍSTICOS
No hay que confundir los alias con los seudónimos ni con los hipocorísticos:
Los seudónimos son nombres que  usan los escritores, artistas y periodistas, en vez del nombre  verdadero.

Los hipocorísticos son acortamientos o adjetivos  que se usan de manera coloquial,  infantil, cariñosa o eufemística,  para dirigirse a familiares,  amigos y cosas.

Ejemplos: Pájaro es el seudónimo de Francisco Febres Cordero, autor de la novela Soy el  que pude. Al cantante Camilo Blanes Cortés se lo conoce más por el seudónimo Camilo Sesto. Pepe Lucho es el hipocorístico de José Luis; Charo o Charito, de Rosario; Goyo, de Gregorio; Nando o Nandito, de Fernando; etcétera. 

También se construyen hipocorísticos con nombres comunes; así, compu es acortamiento o hipocorístico de computadora o computador; fono, de teléfono; peque, de pequeño o pequeña; refri, de refrigerador o refrigeradora, etcétera.

Obsérvese que los seudónimos son nombres propios; por lo tanto, van con mayúscula inicial. Percátese también de que los hipocorísticos pueden ser sustantivos propios o comunes. En estos últimos, la escritura es con letra normal y no necesitan ningún resalte tipográfico, como comillas dobles o simples.  Para los seudónimos se recomienda la escritura con letra cursiva, cuando van después del nombre propio.

FUENTES: DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA; DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS, DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA; MANUAL DE ESTILO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, DE JOSÉ MARTÍNEZ DE SOUSA.

Pintura de: Edward Burtontomada del blog Edward Burton Paintings
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
Guayaquil, Ecuador

viernes, 24 de junio de 2011

Hablemos y escribamos bien, para proscribir los vulgarismos

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio

Consulta: ¿Qué son los vulgarismos? ¿Quiénes los crean o usan? (Diego Bastidas Ruiz).

Respuesta: Vulgarismos son las palabras o construcciones que tienen poco prestigio, porque se apartan de las normas gramaticales. Se pronuncian o escriben de manera espontánea, y aunque no son privativos  de las clases menos instruidas, es en este sector donde más se emplean.

DEFINICIÓN ACADÉMICA
Para el DRAE, vulgarismo es un ‘dicho o frase especialmente usada por el vulgo’. Pero, ¿qué es vulgo? La respuesta nos la da el mismo diccionario en sus dos primeras acepciones: El común de la gente popular. // Conjunto de las personas que en cada materia no conocen más que la parte superficial.

Entonces, según los significados anteriores, ¿las personas ilustradas, esas que tienen títulos académicos, no emplean vulgarismos? Este grupo de personas, obviamente, usan un lenguaje esmerado, culto; pero, aun así, creo que a más de un hablante de este conjunto alguna vez se le escapó una pronunciación o una estructura gramatical defectuosa; y, precisamente, a estos fenómenos lingüísticos se los conoce como vulgarismos.

Fundamentemos esto con un ejemplo:
¿Quién no ha leído alguna vez titulares con el verbo iniciar en frases parecidas a «inician las clases...»? Pues sí, esta construcción puede encasillarse en el grupo de  vulgarismos, y estoy convencida de que con este ejemplo llamaré a la reflexión a mis lectores.

¿Que no se capta por qué califico a «inician las clases» como un vulgarismo? La califico así porque es una construcción anormal, pues el verbo iniciar puede ser intransitivo o transitivo. Cuando se usa como intransitivo la acción no pasa a ningún complemento  (no hay quien ejecute la acción de iniciar); por lo tanto, en estos casos es obligado el uso del pronominal  «se»: Se inician las clases. Cuando es transitivo siempre está presente el sujeto que realiza la acción de iniciar. Así, hay una estructura gramatical esmerada o culta en frases similares a «los maestros iniciaron las clases...», «los estudiantes iniciaron un foro interprovincial».

CLASES DE VULGARISMOS
Vulgar es  lo que se opone a formal, culto, educado, especial, técnico o normativo. En este contexto, es todo aquello que se sale de los estándares establecidos por la comunidad idiomática. Si partimos de estas reflexiones, todo lo que se aparta de las normas es vulgar.

Entonces, hay vulgarismos semánticos o léxicos (palabras con  significados que no encajan en el contexto), prosódicos (pronunciación defectuosa), morfosintácticos como el ejemplo  del párrafo anterior (problemas de construcción en palabras y frases), etcétera.

Si ya sabemos lo que son los vulgarismos, evitemos, pues, caer en esos vicios y articulemos correctamente palabras como «pelear»,  que suele pronunciarse «peliar».

Tampoco digamos «cónyugue» por «cónyuge», «anastesia» por «anestesia», «visícula» por «vesícula»,  «preveer» por «prever», «antiojos» por «anteojos», «tualla» por «toalla», «diabetis» por «diabetes», y así un sinfín de casos más.

Constituye un vulgarismo semántico cambiar el significado real de las palabras; por ejemplo, «emergente» por «urgente». No es apropiado decir «los socorristas están preparados para actuar en situaciones emergentes».

Para este caso la lengua esmerada o culta dice «los socorristas están preparados para actuar en situaciones urgentes». No olvidemos que emergente es lo que sube o emerge; urgente, lo que exige una pronta atención.

Dentro del grupo de vulgarismos morfosintácticos también tenemos, por ejemplo, los problemas de construcción del verbo haber, en casos como «haiga» por «haya», «hubieron muchos estudiantes en la marcha» en lugar de «hubo muchos estudiantes...»,  «habemos cinco alumnos en el grupo de becarios» en vez de «estamos o somos cinco alumnos...», y otros ejemplos más.

FUENTES: DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (DRAE); LINGÜÍSTICA GENERAL, DE CONSUELO YÁNEZ DE COSSÍO.

Pintura de: Cori Solomon, tomada del blog Cori's Pawtraits - Animal Art
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
Guayaquil, Ecuador

miércoles, 22 de junio de 2011

Más veces

Gazapos y tropezones
Manuel Corrales Pascual
De la Academia de la Lengua
A propósito de la locución gramatical conjuntiva toda vez que, suscitadora de inquietudes en una cuidadosa secretaria, comencé en anterior entrega el tratamiento de tal locución y también el de otras.

La expresión toda vez que -por supuesto, correctísima en nuestra lengua- es una locución conjuntiva. Funciona como una conjunción causal, y equivale aproximadamente a la conjunción causal porque, o a las también locuciones conjuntivas causales puesto que o ya que… Pero, completaré la lista de ejemplos de los diversos tipos de locuciones gramaticales que existen. En aquella entrega anterior los puse de las locuciones adjetivas, adverbiales y conjuntivas. Sigamos con los otros tipos más frecuentes de locuciones: Locución cuantificadora o intensificadora: se la usa para ponderar la cantidad o el grado. Por ejemplo: Un sinfín de problemas. Es listo de veras.

Locución interjectiva: aquella que funciona como una interjección. Por ejemplo: ¡Santo cielo! ¡Rayos y truenos! Locución preposicional o prepositiva: equivale a una preposición. Por ejemplo: En pos de, en torno a.

Locución pronominal: funciona como un pronombre. Por ejemplo: Alguno que otro.

Locución sustantiva: funciona como un nombre. Por ejemplo: El más allá. El qué dirán.

Locución verbal: equivale a un verbo. Por ejemplo: Caer en la cuenta. Puestos estos ejemplos, volvamos a las locuciones conjuntivas, pues una de ellas suscitó estas notas. Son, obviamente, las que funcionan como conjunciones. ¿Y qué es una conjunción? Es una palabra invariable que encabeza diversos tipos de oraciones subordinadas, o une vocablos o secuencias sintácticamente equivalentes. Y es que, etimológicamente, la palabra conjunción significa eso: unión, juntura, enlace.

Dibujo de: Ami Plasse, tomada del blog Ami Underground
Texto tomado de: Gazapos y tropezones 
Quito, Ecuador
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